Camilo Torres, el cura guerrillero, se convirtió en el símbolo de los grupos armados de izquierda en Colombia, luego de que, en la década de los sesenta, decidió unirse al subversivo Ejército de Liberación Nacional (ELN) con un lema inédito hasta esa época: la unidad de cristianos y revolucionarios para lograr una sociedad plenamente humana.
Torres nació en Bogotá el 3 de febrero de 1929. Fue ordenado sacerdote, su vocación desde niño, en 1954. Ese año ingresó a estudiar sociología en la Universidad de Lovaina, en Bélgica. A su regreso, cinco años después, empezó su actividad como clérigo, en obras sociales con la población más pobre.
Esa experiencia lo convirtió, años más tarde, en un dirigente popular, convencido de la unidad de la gente como fundamento del cambio social. Creó la agrupación Frente Unido en 1965, en los mismos momentos en que apareció públicamente la guerrilla del ELN en las montañas de Santander, el 7 de enero de aquel año. En poco tiempo, el Frente Unido logró popularidad. Torres, entonces, mostró públicamente las ideas de su cruzada: Una revolución como la forma más eficaz "de dar de comer al hambriento, de beber al sediento y de vestir al desnudo".
La progresiva radicalización de Torres y la represión hacia el movimiento Frente Unido, los encarcelamientos y los peligros que se cernían en su contra, por las persecuciones del gobierno colombiano de la época, aceleraron su ingreso a la guerrilla. Y el 18 de octubre del 65 se integró como combatiente del ELN. Camilo Torres, en una proclama abierta a los colombianos, dio a conocer su vinculación de esta manera: "me he incorporado al ELN porque en él encontré el deseo y la realización de una unidad de base campesina, sin diferencias religiosas ni de partidos tradicionales. Por ello, no depondré las armas mientras el poder no esté totalmente en las manos del pueblo".
Según los estudiosos de su vida, Torres señaló con su práctica un camino que seria retomado por muchos revolucionarios cristianos y no cristianos: la importancia decisiva del testimonio personal de la entrega por y para los pobres. El 15 de febrero de 1965 en Patio Cemento, en el municipio de San Vicente de Chucurí, departamento de Santander, Torres murió en combate.
Entre la revolución y la ética
Para Torres, no era necesario discernir si el alma era mortal o no. Creyó que lo más importante era superar la mortalidad que produce el hambre. Y llamó a los cristianos a cumplir con lo que para él era una exigencia ética y moral: "el deber de todo verdadero cristiano es hacer la revolución." Enfatizó, antes de unirse al ELN, los objetivos del frente que integraba: "nuestro trabajo, principalmente, es el de organizar a los no alineados, a la mayoría de la clase popular que no pertenece a los partidos políticos".
Camilo Torres fue un convencido de trabajar con las masas populares. Él decía: "nadie puede ser verdaderamente revolucionario si no confía en los valores del pueblo". Entendió Torres que la clase en el poder no podía realizar una política que favoreciera a la clase popular y correspondía a esta realizarla. La presencia de Torres y su contribución al desarrollo de movimientos similares en su país y en el continente, a pesar de su muerte, abrió un camino antes considerado inexpugnable: el proceso de apertura y presencia de los cristianos en las guerrillas de izquierda. (GVE)
Su pensamiento
Torres consideraba que quien definía el carácter pacífico o violento de la sociedad, no era la clase popular, sino la clase gobernante. - El cura guerrillero encarnó un "proyecto de liberación" en el cual podían participar todos los hombres y mujeres de Colombia, guiados por una opción llamada, por Torres, "el amor eficaz para todos". - Su acción y pensamiento se convirtieron en una invitación permanente de lucha, a fin de que "la próxima generación no sea de esclavos sino de hombres libres". (GVE).